Alejandro Gonzalez | agosto 03, 2020

Inseguridad o clientelismo demagogico

La crisis de la pandemia a vuelto a rememorar la caída del paraíso del ser humano y aunque esta vez no es por la consabida excusa, "la mujer que me diste me hizo pecar" sino que fue por parte de los políticos que por verse rebasados por el desmadre de la cantidad de casos de Covid-19 que se van dando a conocer por los medios de comunicación, pregonan a viva voz: "la culpa la tienen los inconcientes del pueblo" y para justificar sus dichos castigan a la clase media -intelectual- suspendiendo reuniones sociales y familiares.

Siempre la culpa de mis errores la tiene el otro, al igual que en la psicología al final la culpa es de tus padres o de la sociedad. Cuando en realidad solo se trata de malas decisiones o de la suma de ellas. Lo que no quita la responsabilidad que tiene la influencia ejercida por terceras partes interesadas en que esto se crea. ¿Cuántas veces escuchamos que "me pasa tal cosa porque no soy aceptado"? Por eso denme subsidios. Mientras que cientos reconocen que a la "cosa" hay que buscarle la vuelta emprendiendo algo propio. 

El cliente siempre tiene la razón

Siempre que charló sobre el tema de la inseguridad destacó lo siguiente. Si tu tienes un negocio tratarias de mala manera a clientes, le dirias: ¿puf, para que viene'? ¿bue, tome? SON TANTOS PESOS y cierre bien cuando salga la puerta que no quiero que otro entre.
La contestación en casi todos los casos es un contundente: NO. Si tratara así pronto deberé cerrar mi negocio por falta de clientes. ¿Y quienes son los clientes de abogados, jueces y de la corrupción? Si, los delincuentes. ¿Y quien la mercadería? Si, adivinaste. Tu y yo.

En esta época del relativismo donde pocos son los que se animan a llamar a las cosas por su nombre, se vuelve importante tener que llamar a cada cosa por su nombre -valga la redundancia- por lo que la justicia no está para contener, ni para reeducar, sino para impartir castigo a quien la transgrede sin importar de quien se tratare. No obstante dinero, favores y poder es el lenguaje que en los pasillos judiciales desde Comodoro Py hasta los juzgados de falta se habla.

Jugando con la línea

Por su parte la policía de la provincia cada vez que es entrevistada por los medios a tratado de dejar en claro su posición de no querer reprimir a sus coterráneos con multas o limitando libertades explicando que su función es cuidar la seguridad de los ciudadanos. Pidiendo en cierta manera que no se los obligue a pasar esa delgada línea roja que en alguna época marco a nuestro país con miles de desaparecidos. ¿Usted cree que soy aspementero? Medite cómo empezó o como los bravucones de la escuela terminan de grande en la cárcel.

En un poco más de cuatro meses el mundo ha cambiado prácticas que hubiese llevado más de 10 años hacerlo pero aún falta consolidarlas, mientras tanto el coronavirus está ahí afuera acechando y los miles de muertos son tan reales como terroríficos y para muestra solo basta ver las noticias bolivianas donde la policía debe levantar de las calles más de 70 cadáveres diarios y ahora han implementado hornos crematorios ambulantes. En fin aunque duela escribirlo prefiero aprender de los errores de otros que de los propios.


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